El inminente proceso electoral del próximo 1 de julio en México para elegir presidente, renovar el Congreso y 128 escaños en el Senado es visto con desgano e indiferencia entre la dispersa comunidad mexicana asentada, por diversos motivos, en España.
Desde lejos se observa dicha fenomenología política-electoral como si fuese ajena: de este lado “del charco” predominan sentimientos vagos del mexicano que “se siente fuera, apartado y abstraído” y ahora intenta más bien integrarse en su nueva residencia.
Como lo explicó Roberta Lajous, embajadora de México en España, en la actualidad existe una comunidad en el país ibérico conformada por 50 mil mexicanos; en cambio, en el territorio azteca, la comunidad hispana está formada por 150 mil españoles.
“Por el lado empresarial, digamos que en estos años que llevo de embajadora lo sorprendente es ver a muchas medianas y pequeñas empresas mexicanas establecerse aquí”, añadió Lajous.
Mientras que, para el español nativo, atreverse del otro lado del Atlántico pasa por encontrar un maná de oportunidades: al desembarco del capital ibérico capitaneado por los bancos españoles en la década de 1990 le siguió el de muchas otras multinacionales hasta llegar a las 5 mil empresas españolas en tierras mexicanas, de acuerdo con datos oficiales de España Exportación e Inversiones.
Momentáneamente, a poco menos de dos meses de las elecciones, no se palpa en los corrillos españoles una acuciosa preocupación por México como sucede, por ejemplo, por Venezuela; la más reciente pantomima electoral realizada por Nicolás Maduro para perpetuarse ahora hasta 2025 acontece, so pena, de las condiciones económicas de los ciudadanos y de coartar más sus libertades.
De México y su inminente contienda se sabe lo justo comenzando por los candidatos: Ricardo Anaya de la Coalición Frente Ciudadano por México; José Antonio Meade candidato del PRI; los independientes Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco” y Margarita Zavala que recientemente retiró su candidatura; así como Andrés Manuel López Obrador por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena). De todos, es este último el que más suena en España, asociado con movimientos antisistema, antiglobalización y de corte populista.
“Otro estilo chavista pero en México”, según Adrián Espallargas hay cierta intranquilidad en las instituciones financieras ibéricas “habrá que poner especial énfasis en BBVA” uno de los titanes de la banca española “más expuestos a los vaivenes de la economía azteca”; y es que al menos un 37.6% de las ganancias anuales (el año pasado reportó 2 mil 162 millones de euros) las obtuvo de su negocio en México.
En opinión de Espallargas, el veterano candidato López Obrador, le quita el sueño a los inversores extranjeros especialmente al BBVA: “La amenaza de que un populista tome las riendas de la segunda economía de habla hispana pone los pelos de punta a los mercados financieros”, aseguró el analista de El Confidencial.
¿Temores adelantados? Lo cierto es que hace unos días el periódico El Mundo llamó la atención debido a una repentina “fiebre mexicana por las viviendas de lujo en Madrid… pero no por Barcelona”.
De acuerdo con el artículo de María Hernández se trata de empresarios aztecas que buscan edificios clásicos con un precio entre dos y cuatro millones de euros (al tipo de cambio actual de 23.50 pesos por euro) se trata de un valor que oscila entre los 47 y 94 millones de pesos por vivienda.
“Éste es el perfil de los últimos vecinos que están arribando al madrileño y cotizado Barrio de Salamanca y sus alrededores. Tras la llegada de familias e inversores venezolanos y colombianos, la última tendencia que se empieza a ver en el residencial de lujo de la capital está protagonizada por ciudadanos procedentes de México que, desde hace varios meses, son cada vez más numerosos en los barrios más caros y lujosos de la capital”.
A los venezolanos más pudientes los ha expulsado de su país la persecución contra el capital privado padecida desde que Hugo Chávez tomó el poder en 1999 y luego secundada por Maduro; esta oleada de mexicanos que miran a España para invertir en una vivienda “por lo que puede pasar” coincide esta vez con las próximas elecciones y las tendencias en las encuestas.
MÉXICO Y SU CALEIDOSCOPIO POLÍTICO
Al respecto del relevo presidencial en su tradicional aliado económico, cultural y socio de inversiones, realicé un sondeo en exclusiva con tres destacadas voces en relaciones internacionales y análisis político: Mercedes García Montero, directora del prestigioso Instituto de Iberoamérica; Ignacio Martín Granados, consultor del Centro Internacional de Gobierno y Marketing Político (CIGMAP); y Luis Arroyo, presidente de Asesores de Comunicación Pública.
¿Cómo se ve desde España el tema de las próximas elecciones en México?
Mercedes García Montero: “México es un país que siempre ha interesado a España no sólo por los lazos económicos, sino también por los culturales. Ahora bien si la pregunta está relacionada con el seguimiento que el proceso electoral está teniendo en la opinión pública española, creo que –comparado con otras ocasiones- está teniendo uno menor. Quizá esté motivado por los problemas políticos que está enfrentando España en los últimos meses, así como otros acontecimientos internacionales, que han liderado la agenda de los medios de comunicación”.
Ignacio Martín Granados: “Se siguen con interés, principalmente por tres motivos: por los lazos culturales y comerciales que unen a ambos países; por ser vecino de Estados Unidos y conocer cómo serán las futuras relaciones con un presidente tan imprevisible como Trump; y porque el escenario político parece que va a ser inédito, dando paso como posible ganador a un candidato que no es ni del PRI ni del PAN”.
Luis Arroyo: “Se ven con cierta distancia y cierto desinterés. Por supuesto, México es un país muy importante, pero su política no despierta gran interés entre los españoles. Eso no es necesariamente malo, porque significa que la democracia mexicana se percibe asentada y no en peligro. Por ejemplo, se ve con mucho más interés lo que sucede en Venezuela o en Cuba, por razones obvias”.
¿Qué creen que esté aconteciendo regional o también globalmente en el sentido de que nuevamente se ve un resurgimiento del poder político de los polos extremos ya sea de izquierdas o de derechas?
Mercedes García Montero: “No creo que esta elección sea una elección marcada por polos ideológicos extremos. En el lado de la izquierda el candidato que las encuestas dan ganador, López Obrador, es un político con una larga trayectoria y eterno candidato en elecciones presidenciales. En comicios anteriores las encuestas también le daban la victoria y al final con resultados muy reñidos –y también cuestionados por sus simpatizantes- perdió frente a otros candidatos. El candidato al que las elecciones sitúan en segundo lugar, Ricardo Anaya, es apoyado por una coalición de partidos entre el PAN y también el PRD en el que militaba López Obrador hasta su salida en 2012. Por su parte, el tercer candidato, José Antonio Meade, es propuesto por el PRI, partido del actual presidente Enrique Peña Nieto. Es difícil encasillar al PRI dada la amplia historia política que ha tenido en el país aunque sus políticas, en el último período, han sido de corte liberal en términos económicos y a favor del mercado”.
Ignacio Martín Granados: “Hay una corriente a nivel mundial de hartazgo de las fórmulas tradicionales. En España se habla de PPSOE (PP+PSOE), a pesar de representar dos posturas ideológicas, y los partidos alternativos (Ciudadanos y Podemos) parecen que pueden adelantarles en intención de voto. En México, también se opina que PAN y PRI son lo mismo. Es decir, existe un nuevo eje político, más allá del ideológico izquierda-derecha que es el de viejos contra nuevos partidos, y éstos muchas veces están encarnados solamente por candidatos (como el caso de Emmanuel Macron en Francia)”.
En relación con las tendencias de los votantes y sus intenciones, en las últimas semanas se habla con ahínco del rol decisivo de los jóvenes: el Baker Institute for Public Policy analiza que por vez primera en el terreno de los urnas convergerán muchos de la llamada generación Z con la millennial; se trata de chicos y chicas con edades comprendidas entre los 18 a los 35 años de edad.
Estos dos grupos –generación Z y mileníos- constituyen el 45% del grueso de los votantes empadronados, en ninguna de las tres anteriores elecciones presidenciales (2012, 2006 y 2000) habían conjuntado un bloque con tal tamaño etario.
El Baker Institute for Public Policy afirma que tendrán un peso preponderante el próximo 1 de julio aunque se ignora su preferencia política “unos avizoran que muchos se abstendrán” y otros confían “que votarán como nunca antes” lo cierto es que el 80% de esta masa joven vive en áreas urbanas, están más educados que sus padres; y al menos 7.8 millones de ellos ni estudian ni trabajan.
De la capacidad de influencia política-electoral en esta latente muchedumbre juvenil, para Martín Granados en el caso de México está por ver si se confirma que son decisivos acudiendo en masa a las urnas, “pero todo apunta a que el voto de los jóvenes decantará el resultado de las elecciones”.
En opinión de Luis Arroyo son jóvenes muy bien formados y preparados que pueden “comunicarse como nadie antes, que viajan, que conocen el mundo mucho mejor que sus padres y abuelos, y que, sin embargo, no encuentran oportunidades”.
Franja etaria de potenciales votantes México
(Elecciones 1 de julio de 2018)
Edad Población Porcentaje del padrón electoral
18 años 2,209,631 2.45%
19 años 2,094,157 2.32%
20-24 años 11,176,635 12.40%
25-29 años 11,073,849 12.28%
30-34 años 9,812,478 10.88%
35-39 años 9,257,960 10.27%
40-44 años 8,987,616 9.97%
45-49 años 8,095,252 8.98%
50-54 años 6,882,236 7.63%
60-64 años 4,601,371 5.10%
65 y más 10,208,730 11.32%
Fuente: Baker Institute con información del INEGI marzo de 2018.
CALIDAD DEMOCRÁTICA
Desde mediados de la década de 1990, México fue experimentando cambios en su sistema político, lo que para García Montero permitió transitar de un sistema con un partido hegemónico con “el PRI controlando todas las instituciones del país a un sistema más democrático abierto a la competencia partidista”.
Caleidoscopio de las últimas elecciones
Elecciones presidenciales 2000 Población %
Votantes registrados 58,782,737
Votaron 37,601,618 64.0%
Votos inválidos 788,157 2.1%
Votos válidos 36,813,461 97.9%
Elecciones presidenciales 2006 Población %
Votantes registrados 71,374,373
Votaron 41,557,430 58.2%
Votos inválidos 900,373 2.2%
Votos válidos 40,657,057 97.8%
Elecciones presidenciales 2012 Población %
Votantes registrados 79,492,616
Votaron 50,143,616 63.1%
Votos inválidos 1,236,857 2.5%
Votos válidos 48,906,759 97.5%
Fuente: Baker Institute
¿Qué opina de la democracia mexicana?
Mercedes García Montero: “En las últimas décadas la sociedad mexicana ha gozado de libertad de expresión. No obstante existen amenazas importantes relacionadas con tres elementos: la violencia, la corrupción y la desigualdad”.
Ignacio Martín Granados: “Los próximos comicios pondrán a prueba la calidad de la democracia mexicana. Tras años de gobierno del PRI, el PAN puso fin a ese reinado y hoy nos encontramos ante la posibilidad de que un candidato -que además ha criticado duramente las instituciones- que no pertenece a ninguno de los dos partidos que han gobernado México sea el próximo presidente.
Si recurrimos al Democracy Index de The Economist, en el año 2016, México se encontraba en el puesto 66 y su democracia era calificada de imperfecta, con una puntuación de 6.41.
México es una democracia, pero hay un descontento profundo con sus resultados: la corrupción, la violencia e inseguridad, y la persistencia de la pobreza y la desigualdad son amenazas importantes que se deben resolver para que los ciudadanos puedan confiar en el sistema”.
Luis Arroyo: “Es una democracia sin duda asentada, pero francamente débil. La muy particular perpetuación inicial del PRI ya es cosa de la historia, pero persisten la sensación de corrupción y de enorme influencia del narcotráfico”.
Ahora bien, del alza de los populismos, García Montero explicó que en América Latina recién iniciado el siglo XXI se produjo el denominado “giro a la izquierda” con la llegada al poder de Hugo Chávez en Venezuela a la que siguieron diferentes victorias electorales que llevaron a presidentes de izquierda al frente de los gobiernos. Algunos de estos líderes -Hugo Chávez y Nicolás Maduro (Venezuela), Rafael Correa (Ecuador) o Evo Morales (Bolivia)- fueron identificados como populistas por sus discursos dicotómicos en la identificación del pueblo frente a la oligarquía y las élites.
Para Martín Granados, en América Latina a pesar de tener flujos culturales y humanos descontrolados, tiene más impacto el fracaso o la ineficacia de los modelos de desarrollo, “la debilidad de las instituciones democráticas, y la persistencia de una vieja tradición patrimonialista de gestión del poder sobreviviendo un legado clientelar, caciquil, caudillista y otras formas de liderazgo personalista con vocación mesiánica y redentora”.
Por su parte, Arroyo consideró que en Europa, en comparación con toda América Latina, es evidente que hay una mayor institucionalidad, una mayor presencia del Estado en sentido amplio, “y eso garantiza unos procedimientos relativamente más limpios y estables”.