El Doctor Hector Hernandez Tirado en su Libro “Mediación y Justicia”, hace una reflexión sobre el movimiento de mediación que tiene más de 16 años y que actualmente la mayoría de los estados de la República Mexicana cuentan con legislación en materia de mediación, conciliación y justicia restaurativa.
El desarrollo de la mediación ha sido exponencial y a la fecha se considera una profesión. Esto no puede ser de otra manera porque la exigencia ética como demanda ciudadana frente a la actual crisis de valores, requiere profesionales cuya ciencia y acciones promuevan líneas de convergencia en la solución de conflictos alejadas de todo tipo de violencia.
Esta demanda social expresada con mayor o menor acierto en sus formas, entronca con el germen de una ética por acuerdo basada en valores universalmente reclamados como son la igualdad, la libertad, la paz, la tolerancia y la solidaridad, a los que la mediación puede dar respuesta de forma práctica, efectiva y eficaz, si y solo si, es operada por verdaderos profesionales y no de manera intuitiva y meramente instrumental.
El paradigma del estado constitucional contemporáneo y los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad de los derechos humanos, permiten implementar a través de la metodología de la mediación y sus profesionales una tutela extrajudicial efectiva, cuya naturaleza sea constituir y proponer una reflexión racional, lógica, dialéctica y justa en las que se incorporen más ideas y más aclaraciones sobre el conflicto.
Es bien sabido que no se cambia la sociedad por decreto como lo argumentó convincentemente Michel Crozier. De cuya lógica se sigue que para cambiar la sociedad, debemos cambiar sus pautas culturales, institucionales, económicas, políticas, sociales y por supuesto las pautas y metodologías para la trasformar y trascender los conflictos.
Ese es el propósito fundamental. Por ello es que en la exposición de motivos de la adición al artículo 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, se expresó: “Se comparte la idea de establecer mecanismos alternativos de solución de controversias, que se traduzcan en una garantía de la población para el acceso a una justicia pronta y expedita”; agregándose que “La mediación permitirá en primer lugar, cambiar el paradigma de la justicia retributiva, propiciando una participación más activa de la población para encontrar otras formas de relacionarse entre sí, donde se privilegie la responsabilidad personal, el respeto al otro, la utilización de la negociación y la comunicación para el desarrollo colectivo”
En otras palabras, nuestra nación se encamina hacia el nuevo paradigma de una tutela extrajudicial efectiva en el marco de la pluralidad, de trasparencia y de la democracia.