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DE FONDO

El debate dejó mucho que desear.

No fue plataforma de análisis de propuestas ni foro para postular ideas útiles, fue un espacio de tiempos acotados para mostrarse bajo presión al ser confrontados por sus competidores.

Empero, sirvió para exhaltar lo que ya era obvio y todos sabíamos o al menos intuíamos, por eso, no reflejó, hasta ahora, nada trascendente en las tendencias medibles del voto.

*Meade*, es un tipo educado, mesurado, probablemente bien formado e inteligente, pero tibio, no es líder, se conduce con el más puro estilo del tecnócrata del sistema, fue incapáz de convencer que él es diferente y que tiene sensibilidad social, probablemente porque se le nota a leguas que es un pirrurris de sangre azul.

*Anaya*, un joven listo, agudo, punzante, crítico, pero notoriamente falaz, no se le ve naturalidad ni sinceridad.

Exhibió su incongruente estilo de vida y forma de ser incompatible con el perfil del político que quisiéramos ver, incapáz de proyectar sensibilidad social ni valores de identidad nacionalista, mostró que su vocación es el poder, pero alejada del compromiso social.

*Amlo*, hueco, vacío, mentiroso, incongruente, arrogante y fanático, mostró que cobrará venganza y tomará control impenetrable del Estado, observarlo confirmó que será un arbitrario.

*Jaime*, oportunista,    ocurrente, sin ideas ni proyecto, probó que las candidaturas independientes en un país de cotorreo pueden ser también un cotorreo.

*Margarita*, artificial, oportunista, despechada por Anaya y Calderón, operando su desquite contra el PAN, al servicio de intereses obscuros, lástima.

*México*, temporalmente desahuciado, por la mediocridad de sus candidatos a Presidente, víctima de la partidocracia y la simulación, prácticamente *condenado a tener un presidente extraordinariamente mediocre* también lástima.

*Nosotros*, inmersos en la contemplación, en la apatía de participar como activistas en favor de alguien por la triste idea de que no hay nadie a quien irle que nos motive a sumarnos.

Orientando nuestras voces a la crítica política, pero sumidos en el desánimo, actuando en la opiniología, hartos de la mediocridad política,  de la falta de creatividad e ingenio, parcialmente impotentes y seriamente preocupados por el futuro de nuestro país.

*Los pobres*, Indiferentes al debate, ni lo vieron, enajenados con el procer que les engaña y saben que les engaña, dispuestos a seguirlo con el pretexto de cambiar pero cincientes de que nada cambiará para ellos,  dispuestos al ataque y destrucción de  las instituciones que les han abandonado aunque todos perdamos, ya no sólo ellos.

*Los ricos*, nerviosos, deseando en silencio que acontezca una tragedia que termine con el riesgo que amaga con expropiaciones, fanatismos y un modelo duro de fuerza gubernamental; deseando en silencio lamentar públicamente un accidente exhaltando las cualidades de quién hubiera sido la esperanza de México.

*Las clases medias*, en la incertidumbre, hartos de la corrupción y el progresivo debilitamiento de sus condiciones  económicas, resentidos oor la ineficacia, ineficiencia e ineptitud de todos los niveles y formas de gobierno o función estatal,  pululantes entre tener fe por el cambio castigador de quienes les han dañado o miedosos por la amenaza a sus zonas de confort.

Todos, todos, en vilo.