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A LA COMUNIDAD JURÍDICA DE MÉXICO

PRESENTES

Estamos iniciando, la implementación de un modelo que puede cambiar la noción y el valor de la práctica profesional en la abogacía: la certificación de competencias profesionales para Abogados Mexicanos.

Para nosotros es indiscutible que la certificación no es un trámite académico que se obtenga al final de un curso o diplomado, es, fundamentalmente, un acto de mejoramiento continuo en la calidad del ejercicio profesional. La certificación es un voto de confianza en la preparación, en la experiencia y en la actuación de cualquier Profesional del Derecho.

Para la certificación la experiencia profesional  constituye la parte central de su evaluación, una experiencia que se generó en un proceso largo, intenso y lleno de contrastes que forma parte de su capacidad, de su prestigio, de su calidad profesional.  La experiencia es compleja en sí misma, fluye como un río amoldándose a las condiciones del terreno, estrechándose cuando hay dificultades para fluir y ensanchándose cuando cubre áreas más amplias. Pero tiene otra cualidad importante, la experiencia puede regresar sobre sí misma y mejorar, perfeccionar y aprender de lo que ha hecho.

Esta es la noción y el valor que puede cambiar la certificación de la práctica profesional: la experiencia es el valor primordial del ejercicio profesional, pero habrá que entenderla como una capacidad viva que cambia y se mejora constantemente. Este proceso debemos hacerlo junto con otros para evitar la distorsión de nuestra propia apreciación, para evaluar de manera objetiva nuestra capacidad profesional.

¿Cuál es el punto central de la certificación?

Evaluar el “saber hacer”, demostrar que cada Miembro Certificado, cuenta con la capacidad para desempeñarse profesionalmente de forma destacada y confiable. Cuando hablamos de saber hacer, nos referimos a la competencia que debe demostrar. En cada competencia se conjugan conocimientos, habilidades y actitudes que en conjunto forman la experiencia profesional.

Se evalúa la pertinencia y actualidad los conocimientos que posee, las habilidades que ha formado para desempeñarse en su especialidad jurídica y las actitudes que le permiten sortear los diversos obstáculos que se le presentan.

Es indiscutible que la certificación profesional no se puede realizar en una sola actividad aislada, sino que es un proceso en el que cada Especialista recupera, corrige y demuestra sus capacidades. Saber hacer no es un producto inmediato, sino una recuperación y reorganización paulatina, dosificada.

En la certificación no se aprueba o se reprueba, no es un examen; en la certificación se demuestra la capacidad, la experiencia que cada operador posee y esa se contrasta con las exigencias que le presenta el campo profesional.

En la certificación no se transmite conocimiento ni se enseña habilidad, no es un curso o un diplomado; la certificación es un instrumento para recuperar la experiencia de cada uno y valorar y enriquecerla de manera colegiada, identifica y mejora de manera continúa.

En fin, lo que les podemos concluir de la certificación es mejor vivirlo para después platicarla.

La certificación es un reto para todos, pero como los buenos retos, solo pueden ser superados entre todos.

Gracias.

Palabras del Maestro José Luis Duran Mares, Secretario Técnico del Comité Certificador del COMAP en la sesión del 05 de agosto del año 2022.

La certificación